Lo que voy a poner a continuación es un texto un poquillo largo pero que la persona que lo escribe tiene toda la razón, pienso igual que ella, y lamentablemente pasa más de que me gustaría. Os pongo el enlance #Te ex-quiero
Y ahora el texto :).
Todos tenemos un ex, o dos, o varios. Personas que han formado parte
de nuestras vidas y que en más o en menos tiempo y que con más o con
menos sentimientos, marcaron un antes y un después en nuestra historia.
Ex, una palabra indecorosa, antiestética, que casi siempre viene
acompañada de dolor de estómago, de recuerdos repletos de nostalgia,
confusión, rencor y a veces de odio. ¿Por qué?
¿Por qué en la
mayoría de los casos, después de haber roto una relación sentimental ya
no volvemos a tener contacto, ni una relación cordial o de amistad, con
una persona con la que hemos compartido tanto? ¿No es triste? Es tristísimo.
Personas con las que hemos compartido nuestro cuerpo, nuestros besos, nuestra piel, nuestros secretos más íntimos.
Personas a las que juramos amor eterno,
personas con las que recorrimos el mundo de la mano, personas que
hicieron de sus chistes nuestra sutileza, personas con las que nos
pasábamos horas y horas hablando hasta que los gritos se hicieron
protagonista de una película que empezó siendo de amor, y terminó siendo
un thriller de Hitchcock. Personas con las que diseñamos planes y
construímos puentes que creíamos indestructibles. Preciosas historias
que se esfumaron en un recuerdo amargo. Los mejores años de nuestra
vida, nuestro amor hecho hijos y cientos de
te quieros que volaron al viento sin dueño. Sin rumbo. Sin prisa.
Y hoy si te veo no me saludas. No te saludo.
Y hoy no te quiero. Hoy te odio.
Y hoy ya no me pareces guapo, ni guapa.
¿Cómo pude fijarme en ti?
Y hoy olvidé todo eso que me enamoró de ti. Aunque bueno, realmente creo que nunca lo estuve.
Y hoy no eres nadie para mí. Ni un amigo, ni una amiga. Y hoy cuando
me hablan de ti me sumo a la indiferencia o si aún no lo he superado, te
critico hasta quedarme sin más argumento que insultos vacíos de lógica.
Hoy ya no guardo tus fotos. O sí. Eso nunca lo sabrás.
Y hoy ni siquiera, me permito el lujo de pensar en ti.
¿No es mohíno? Lo es y mucho.
Para ser un buen ex, debiste ser primero una buena pareja.
Y quiero pensar que muchos de nosotros no lo fuimos, porque si no ¿qué
sentido tiene odiar a nuestros exs? ¿Qué sentido tiene no darles un
espacio en nuestras vidas?
¿Pudimos amar tanto a alguien que hoy ni siquiera nos importa?.
Quizás los prejuicios, esta estúpida sociedad que nos ha enseñado a
amar de una forma tan tóxica, hace que no esté bien visto tener relación
con personas que formaron parte de nuestro pasado. Cuando deberían ser
ellos y ellas nuestros mejores amigos. Esas personas con las que
compartimos más que con cualquier otra persona en el mundo. Esa persona a
la que regalamos nuestra desnudez, el olor a recién levantado y el
último beso de cada luna. Esa persona con la que dibujábamos vacaciones,
partituras hechas canción sin melodía y personas que creímos nuestra
alma gemela. Posiblemente lo fuera. Aunque no durara para siempre.
¿Por qué nos odiamos?
¿Por qué tienes que odiarme?
¿Por qué aunque hoy ya no seamos pareja ni nos una ese vínculo
sentimental, no podemos mantener una relación sana, desearnos lo mejor y
darnos un abrazo sincero cada vez que nos veamos? Por suerte aún hay ex
parejas que lo hacen. Hay ex parejas que supieron afrontar con madurez
su ruptura y hoy, son mejores amigos. Que hoy son padres compañeros de
criaturas maravillosas. O son conocidos que se saludan cordialmente y se
desean lo mejor. No celan de sus actuales parejas, porque eso, está más
que superado.
Supongo que el problema está cuando no se supera. Porque acaso ¿el
odio no es una forma de amor? ¿acaso llamar la atención del otro aún
siendo de malas formas, no es una manera de decir “ey aún te quiero”?.
Sí, lo es. Y quizás por eso la gran mayoría de nosotros no es capaz de
ver a un ex como lo que fue.
Una persona importante en nuestras vidas que por encima de todo, merece el mayor de nuestros respetos. O no. Porque como dije antes
“para ser un buen ex, tuviste que ser una buena pareja”.
Y entiendo esos casos donde el mal querer hizo mella, donde nunca
existió una amistad ni un amor sincero. Entonces en esos casos, se
entiende que un ex quede desterrado para siempre.

Me
gusta pensar que aunque tengamos el mismo nombre y apellidos durante
toda nuestra vida, que aunque el número de nuestro DNI y Seguridad
Social no cambie, realmente podemos llegar a ser varias personas
distintas en una misma vida. En mi caso, yo a las quince años no era
igual que a los veinte. Ni a los veinticinco era igual a la mujer que
soy hoy en día.
Estoy hecha de experiencias, de caídas, de estúpidos errores que cometí en el pasado, de melodías rotas y melodías eternas que siempre bailarán al son del sol de Octubre.
Estoy hecha de ti, de ti y de ti también.
Hecha de besos inexpertos y hecha de besos maduros. Estoy hecha de
lágrimas, de corazones rotos y de promesas que nunca se escribieron.
Estoy hecha de amor, de decepción y de todas esas personas que pasaron
por mi vida.
Estoy hecha de ex- te quieros, y de todos esos exs que me enseñaron (unos mejor que otros) a ser quien soy hoy en día. ¡GRACIAS!
Porque por muy mal que nos fuera, por muy mal que ese ex o esa ex nos lo hiciese pasar, debemos sentirnos agradecidos.
Agradecidos por lo que nos dieron, por lo que nos quitaron.
Por todo lo que crecimos y aprendimos a su lado.
Por la forma en la que nos amaron, aunque nos amasen mal o simplemente no lo hicieran.
Por esos días de sus vidas que eligieron pasarlo con
nosotros y aunque hoy seamos un ex odioso para ellos, en el fondo de
nuestro corazón, si alguna vez hubo amor de verdad, hubo amor al fin y
al cabo, ese recuerdo perdurará el resto de nuestras vidas.
……….
Hoy que te tengo delante, te miro con los ojos estallados en lágrimas
y suplicándole al cielo que no te conviertas TÚ en unos de mis exs.
Porque quiero quererte siempre, amarte siempre, contar arrugas a tu lado
y decirte al oído en un último suspiro “gracias”.
Te ex-quiero.
Y te ex-querré siempre.