Todo lo contrario, experimentó un dolor tan grande que nunca había sentido que creí que lo había perdido. Se escondió en lo más profundo y oscuro del lugar. Y no paraba de exigirme que pusiera una GRAN coraza.
Entonces apareció él, con su sonrisa burlona y sus enormes ganas de hacernos reír. En seguida nos encandiló, hacía mucho tiempo que nadie nos hacía sonreír de esa manera y en el minuto cero. Desde el primer momento supimos mi corazón y yo que él no era uno más. Él nos ayudaría a volver a ser una.
Supuso una gran esfuerzo convencer a mi corazón, que él no nos haría daño, que él había venido a rescatarnos, a sanarnos...Mi corazón no estaba dispuesto a que lo hirieran más. Aún estaban abiertas las heridas de la traición.
Pero no tuvo elección que rendirse a los encanto de aquel hombre de sonrisa burlona, después de una noche realmente mágica y de encanto y de demostraciones de amor, mi corazón le hablo por primera vez al hombre de la sonrisa burlona y le dijo:
-Pídemelo.
-Pídeme que sea tu novia.
No hay comentarios:
Publicar un comentario