19 sept 2013

Mi corazón

Llega un momento en la vida que estás harta de tantas decepciones, tantas desilusiones, tantas traiciones, que tu corazón no te pide, te exige que te hagas una coraza. Mi corazón me decía que necesitaba un tiempo estar escondido bajo una GRAN coraza para poder curar todas las heridas sangrantes que una o varias personas a lo largo de un tiempo les había ido haciendo a mi pobre corazón, por que no había un muro para protegerse. Porque mi corazón necesita querer, necesita sentirse libre, necesita sentirse vivo y pensaba que era el momento de deshacerse de esa coraza porque pensaba que no había peligro.

Todo lo contrario, experimentó un dolor tan grande que nunca había sentido que creí que lo había perdido. Se escondió en lo más profundo y oscuro del lugar. Y no paraba de exigirme que pusiera una GRAN coraza.

Entonces apareció él, con su sonrisa burlona y sus enormes ganas de hacernos reír. En seguida nos encandiló, hacía mucho tiempo que nadie nos hacía sonreír de esa manera y en el minuto cero. Desde el primer momento supimos mi corazón y yo que él no era uno más. Él nos ayudaría a volver a ser una.

Supuso una gran esfuerzo convencer a mi corazón, que él no nos haría daño, que él había venido a rescatarnos, a sanarnos...Mi corazón no estaba dispuesto a que lo hirieran más. Aún estaban abiertas las heridas de la traición.

Pero no tuvo elección que rendirse a los encanto de aquel hombre de sonrisa burlona, después de una noche realmente mágica y de encanto y de demostraciones de amor, mi corazón le hablo por primera vez al hombre de la sonrisa burlona y le dijo:

-Pídemelo.

-Pídeme que sea tu novia.

No hay comentarios:

Publicar un comentario